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Miles de personas en el mundo han recuperado la alegría y el encanto de la vida.

Talleres de Oración y Vida

Padre Ignacio Larrañaga

Milhares de pessoas têm recuperado
a alegria e o encanto da vida.

Oficinas de Oração e Vida

Frei Ignacio Larrañaga

TESTIMONIO TALLERES DE JAEN – ESPAÑA 2025

He participado en los Talleres de Oración y Vida que se han realizado en la parroquia de San Félix de Valois de Jaén (España). Participar en los Talleres del Padre Ignacio Larrañaga ha sido, sin duda, un antes y un después en mi camino de fe. Durante estas 15 semanas, he aprendido que orar no es solo recitar palabras, sino abrir el corazón y permitir que Dios habite en cada rincón de mi ser.
Antes de estos talleres, muchas veces sentí que mi oración se limitaba a peticiones o a momentos puntuales durante el día. Pero poco a poco descubrí que la oración es mucho más que eso: es un diálogo de amor, un espacio de encuentro profundo donde el silencio deja de ser vacío y se convierte en presencia viva de Dios. Me di cuenta de cuantas veces vivo acelerada, dispersa, con el corazón inquieto, buscando respuestas afuera cuando, en realidad, las verdaderas respuestas están dentro, donde Dios habita en silencio.
Los talleres me enseñaron a orar de muchas maneras: desde la meditación de la Palabra hasta el silencio contemplativo, desde la oración de alabanza hasta la oración de abandono. Cada encuentro fue un paso más hacia una relación más íntima con el Señor, una relación que se basa en presencia, escucha y amor.
Uno de los momentos más reveladores fue comprender que no hay oración “perfecta” ni fórmulas mágicas; Hay corazón sincero. En el silencio encontré al Dios que no juzga, que no exige, sino que espera, paciente, a que yo me acerque porque me ama infinitamente.
El Padre Ignacio nos hablaba de los “tiempos fuertes”, esos momentos de oración en los que el Señor nos toca de una forma especial, dejando huellas profundas en el alma. “Salva los tiempos fuertes y los tiempos fuertes te salvarán a ti. Redescubrí un Dios cercano, amigo, que camina conmigo en lo cotidiano y que transforma mi mirada hacia los demás.
Pero quizás la frase que más me ha marcado es esta: “Señor, que cuando me vean, te vean a Ti.” Es ahora mi anhelo diario. Que mis gestos, mis palabras y mis acciones reflejen el amor y la paz que encuentro en la oración. Que no me quede solo en el gozo personal del encuentro con Dios, sino que me convierta en instrumento de su luz para los demás, siendo discípula misionera.
Hoy puedo decir que mi forma de vivir la fe ha cambiado. Ya no busco a Dios solo en los grandes acontecimientos, sino en los pequeños detalles, en el silencio del día a día, en los gestos sencillos. Y cuando la vida se vuelva agitada o confusa, sé que puedo volver al silencio, donde Él siempre me espera.
Los Talleres de Oración y Vida no solo me han enseñado a orar, sino a vivir desde la oración . Y eso es un regalo que me acompañará siempre.
“La oración no es una técnica, es un encuentro”. Y en ese encuentro, encontré paz, sentido y un amor que transforma.

María Sánchez Ballesteros