Podemos poco
La sabiduría consiste en aceptar con paz el hecho de que podemos muy poco y en poner en acción toda nuestra capacidad de entusiasmo para rendir al máximo en ese poco.
Podemos muy poco. Esta insistencia en nuestro desvalimiento no tiene por qué desanimar a nadie, sino todo lo contrario. El desánimo proviene del hecho de poner la mirada en cumbres demasiado elevadas; cuando comprobamos que son inaccesibles, nos invade el desánimo.
Nosotros, en cambio, decimos: es verdad que podemos poco, y aceptamos de antemano esa impotencia; pero para lograr ese poco pondremos en juego la totalidad de nuestras energías. Aquí no habrá desengaño ni desilusión, porque no hubo engaño ni ilusión. He aquí el secreto de la sabiduría: poner toda la pasión, pero a partir de la realidad.
Supongamos que el ideal más alto se cifra en alcanzar cien puntos. Hay que aspirar a alcanzar esos cien puntos, luchar ardientemente por alcanzar esa cumbre. Pero el hombre debe saber y aceptar de antemano que lo más probable es que sólo alcanzará setenta y cinco puntos, o cuarenta y siete, o veinticuatro, o tal vez solamente cinco. Debe aceptar con paz esas eventualidades, ya que, de otra manera, el despertar podría ser muy amargo.
Esta es la manera concreta de disecar un manantial inagotable de sufrimiento: saber y aceptar serenamente que tu inteligencia es más limitada que tus deseos de triunfar, que tus posibilidades de perfección humana son relativas, que tu felicidad conyugal o tu éxito profesional pueden fallar, que no siempre serás bien aceptado en la sociedad, que no se concretarán todos tus proyectos, que no te faltarán enemigos, y no siempre por tu culpa, que tu influencia será limitada en tu medio ambiente.
Acepta de antemano todo esto, y tus energías no se quemarán inútilmente, sino que estarán disponibles para la lucha de la vida y acabarás saboreando la tranquilidad de la mente y la paz del corazón.
Tomado del libro: “Del sufrimiento a la paz” capitulo II apartado: “Podemos muy poco” de padre Ignacio Larrañaga.