Una vez resucitado, Cristo Jesús inicia su carrera de incansante crecimiento; siempre hacia adelante, siempre hacia arriba, hacia la plenitud del Cristo total: cuando Cristo sea Todo en todos. Jesucristo nace y crece en la medida en que nosotros encarnamos en nuestra vida sus sentimientos, actitudes, reacciones y estilo general; en suma, aquel mismo Jesús, tal como vivió, sintió y actuó en su existencia terrena.
Por medio de nosotros, pues, Jesucristo irá naciendo y creciendo, haciéndose cada vez mayor hata la altura completa que le corresponde, y que se consumará al final de la historia. Todo fue hecho en Él, por Él, para Él. Él es el principio, el centro y la meta; la razón de ser de la historia y el sentido de nuestra existencia.
Jesucristo irá naciendo y creciendo en la medida en que nosotros seamos sensibles como Jesús, por todos los necesitados de este mundo. En la medida en que vivamos como aquel Jesús que se compadecía y se identificaba con la desgracia ajena.
Jesucristo irá naciendo y creciendo en la medida en que los pobres sean nuestros predilectos, como lo fueron para Jesús. Cuando los pobres de este mundo sean atendidos preferentemente, será la señal de que estamos en la iglesia verdaderamente mesiánica.
Jesucristo irá naciendo y creciendo en nosotros en la medida en que tratemos de ser como Jesús: pacientes y humildes. En la medida en que reflejemos aquel estado de ánimo, de paz, de dominio de sí, fortaleza y seguridad, y serenidad. Cuando sepamos perdonar como Él perdonó. Cuando sepamos callar como Él calló. Cuando no nos interese nuestro propio prestigio sino la gloria del Padre y la felicidad de los hermanos. Cuando seamos sinceros y veraces como lo fue Cristo ante amigos y enemigos, defendiendo la verdad aun a costa de su vida.
Jesucristo irá naciendo y creciendo en nosotros y a través de nosotros en la medida en que vivamos como Jesús, despreocupados de nosotros mismos y preocupados por los demás, como Jesús que nunca se preocupó de sí mismo; sin tiempo para comer, para dormir o descansar. En la medida en que Jesús amó, inventando mil formas y maneras para expresar ese Amor, entregando su vida y prestigio por sus amigos. En fin, si pasamos por la vida haciendo el bien a todos.
De esta manera, nosotros estamos participando en la tarea trascendental de que Cristo sea cada vez mayor. Y nuestro paso por la vida será una colaboración, un pequeño empujón, siempre hacia adelante, siempre hacia arriba, siempre hacia la plenitud, madurez y totalidad de Cristo Jesús.
Extractado de Mensaje Sesión TOV, p. Ignacio Larrañaga
Imagen: © Depositphotos.com/[rfphoto]