El T.O.V. está orientado, para aquellas personas que necesitan hallar la manera de rezar, de comunicarse, de encontrarse cara a cara, de orar, con Nuestro Señor Jesucristo. Haciéndolo a través de la Sagrada Biblia, con distintas modalidades de oración, rezos, canciones, e incluso también, con “¡relajantes pequeños silenciamientos!”, que nos han ayudado bastante a meditar y concentrarnos en tan difícil empeño.-
También va dirigido a aquellos cristianos, que estamos inmersos en un proceso de fe, y vamos siguiendo los pasos de Jesús como discípulos suyos que somos.
Es una ayuda esencial para conseguir acercarnos un poco cada vez más, al Señor, conociendo como vivió y nos amó.-
No ha sido sencillo, al principio, poner en práctica los objetivos marcados en cada sesión semanal, entre las situaciones personales de cada uno, y por llegar a encontrar, en ese momento especial del día, esa pequeña fracción de tiempo y espacio, de recogimiento con el Señor.-
Pero al margen de esas pequeñas limitaciones, gracias a la continuidad, las invocaciones al Espíritu Santo, y al cuaderno espiritual, (muy íntimo y personal), hemos disfrutado y llevado a buen fin los objetivos del taller.-
Quince sesiones, que nos han enseñado a conocer mejor aún, al Dios Padre de la ternura, siendo peregrinos de la fe, y buscando paz, a través del abandono.
Hemos aprendido a dejarlo todo en manos del Señor, para que sea su voluntad y no la nuestra.
Aceptándonos como somos, también hemos aprendido a perdonar, a amar, hemos recapitulado, nos hemos encontrado, y hemos sentido en silencio su presencia.
Hemos tenido un principio, un centro y una meta, nos hemos sentido libres de amar, como Jesús nos amó, siendo pobres y humildes, para al final del todo, dejar las redes, siendo testigos y servidores, de lo que leímos en silencio, oímos en soledad, y vivimos en penitencia, en el tiempo fuerte del Desierto.-
En pocas palabras acabo de resumir las quince sesiones del taller, bueno, catorce en realidad, porque he querido dejar para el final, la 4ª sesión, una sesión que para mí, (y seguro que para muchas de mis hermanas talleristas también), ha sido muy especial y conmovedora, por hacernos recordar a las madres…… por esto, quiero hacer mías las siguientes palabras del Padre Larrañaga, en las que deja plasmado clara y verdaderamente, como es una madre, la madre del Señor, dice así:
“Mujer de fe y pobre de Dios”.-
María, madre del Señor, porque con ella empezó todo, una sesión, en la que hemos “conocido sus sentimientos y conducta de madre, siempre en silencio, excusando las intenciones y cubriendo con su manto de comprensión las fragilidades ajenas, nunca soberana sino servidora, mujer invencible, peregrina dolorosa, porque busca y no encuentra, grande en espíritu y corazón, de lo que nunca fue pobre”.-
“Con que profundidad y ternura debió tratar esa madre a su hijo, hijo de Dios, pero a la vez, fruto de sus entrañas”.-
“Y como sería ese hogar de Nazaret, modelo de pobreza, paz y amor, en el que consiguieron construir el ideal eterno, ¡de un hogar feliz!”.-
Muchas gracias Padre Ignacio, por esta sublime herencia que nos dejaste y muchas gracias también a ti Begoña, ¡querida profe!, por hacernos llegar y sentir tan sensiblemente su trabajo.-
JOSE LUIS LUNA JIMENEZ