Por mi predisposición al retiro recibí el llamado de atención del Padre en el silencio. El domingo antes de iniciar el EED no tenia ganas de vivirlo y había estado muy pensativo y rebelde porque no estaba abierto a la Experiencia del Padre. Pero en este retiro me pasaron dos testimonios, uno en mi desierto, medité con los salmos, hice la modalidad de oración de acogida y la oración escrita. El salmo que me llamó la atención fue el salmo 90, fue una carta de amor al Padre en medio de mi aflicción. Y la titule así:
Mi fragilidad oh Padre
Mi fragilidad oh Padre Amado no es comprender que desde antes que naciera la tierra y el orbe, desde antes que me engendrara mi papá y mi mamá, que desde siempre y para siempre Tú eres mi Dios.
Mi fragilidad oh Padre es que un momento ante Ti no es nada en el tiempo, es como un ayer que pasó, pero sigue vigente ante mis ojos. Que lo único que puedo hacer es contemplarte simplemente, una vigilia del Corazón frente al Amor en una noche.
Mi fragilidad Dios mío, mi Fragilidad es que te has anonadado en algo muy simple Omnipotente a la vez. Te rebajaste a nosotros para enseñarnos y contarnos el amor y la Gracia del Padre en nuestros días, para que así pueda por fin entrar la sensatez de Tu voluntad en nuestro ser.
Mi fragilidad oh Padre Bueno es que sigues teniendo compasión por tus siervos. Estos siervos que solamente te somos infieles.
Mi fragilidad oh mi Señor es que nos sigues haciendo con tu Amor todos los días oh mi Señor para que cantemos y gocemos tus maravillosos deseos y así poder ver tu Resplandor.
Mi fragilidad, oh mi querida fragilidad experta en ti, tan consiente de que tu me llamas a tu Amor. No porque seamos Buenos o para que seamos Buenos si no porque simplemente somos tus hijos y así nos quieres y así se realizará. Pues si tu lo has permitido así se hará y así se cumplirá y así se dará.
Gracias Padre por mi fragilidad.