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Miles de personas en el mundo han recuperado la alegría y el encanto de la vida.

Talleres de Oración y Vida

Padre Ignacio Larrañaga

Miles de personas en el mundo han recuperado
la alegría y el encanto de la vida.

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Padre Ignacio Larrañaga

Despertar

Despertar es el primer acto de salvación.

La persona, por lo general, es un sonámbulo que camina, se mueve, actúa, pero está dormido. Se inclina en una dirección, y con frecuencia no sabe por qué. Irrumpe aquí, grita allá, ahora corre, más tarde se detiene; acoge a éste, rechaza a aquél, llora, ríe, canta; ahora triste, después contento: son, generalmente actos reflejos y no plenamente conscientes. A veces da la impresión de ser un títere movido por hilos misteriosos e invisibles.

¡Cuántas veces el hombre no entiende nada; y sufre!

Sufre porque está dormido y dormir significa estar fuera de la objetividad, dormir es sacar las cosas de su dimensión exacta, es exagerar los perfiles negativos de los acontecimientos, personas y cosas.

Es preciso despertar y despertar es salvarse; es economizar altas cuotas de sufrimiento. Es el arte de ver la naturaleza de las cosas, en uno mismo y en los demás, con objetividad, y no a través del prisma de mis deseos y temores. Es darse cuenta si un hecho tiene remedio o no; si lo tiene, para encontrarle solución; si no lo tiene, para olvidarlo.

Despertar y darse cuenta que los hechos consumados, consumados están, saber que todo pasará, que aquí no queda nada, que todo es transitorio, precario, efímero. Que las penas suceden a las alegrías, y las alegrías, a las penas; saber que aquí abajo nada hay absoluto; que todo es relativo, y lo relativo no tiene importancia o tiene una importancia relativa.

¡Despierta! muchas tinieblas de tu mente desaparecerán y grandes dosis de sufrimiento se esfumarán.

Extractado del libro Del Sufrimiento a la Paz de p. Ignacio Larrañaga

Imagen: © Depositphotos.com/[kavita]