Después de varios intentos por ayudar y servir en la parroquia, sentí que mi Padre celestial y misericordioso no me dejaba la paz, pero tampoco me dejaba en paz, y me llamó a través de los Talleres de Oración y Vida, y a pesar de que yo no estaba buscando nada, era él el que me estaba buscando a mi, aunque en mi vida, en especial en mi adolescencia me preguntaba, ¿donde está Dios? Y lo intentaba «buscar» en la iglesia cristiana, aunque nunca me sentí completa, lo intentaba buscar en otra partes, en doctrinas que no son de Dios, pero no lo buscaba a él, me buscaba a mí misma, por eso cuando descubrí los Talleres de Oración, nunca nada en la vida me había hecho sentir más plena y completa, saciada del Espíritu Santo; estoy deseosa por ayudar a salvar almas, por intentar encontrarme íntima y personalmente con Dios, por servirle a Dios a través de esta espiritualidad.