En Talleres de Oración y Vida (TOV) estamos viviendo un momento inédito. Hace poco más de 15 días, nuestro Fundador, Ignacio Larrañaga, partió a la Casa del Padre y vive ya la fiesta sin fin.
La mejor manera de recordarlo para todos los Guías del mundo está siendo el renovar en el corazón el compromiso de una fidelidad creativa a la Iglesia y a Cristo. Cada cual en el lugar donde se encuentra. Y esta fidelidad creativa se está renovando en estos días de un modo especial en Aibonito, Puerto Rico. Allí se inició el Domingo 10 de Noviembre pasado la Semana 62 y última del programa trazado por Padre Ignacio y la Coordinación Internacional de volver a los orígenes. Es el fin de un ciclo cumpliendo el anhelo del Fundador de llegar a todos los Guías distribuidos en 44 países del mundo.
En Aibonito, P. Ignacio se hace presente a los Guías a través de las grabaciones realizadas en las primeras Semanas de Culminación, se transmiten así las mismas charlas y orientaciones que entregó a los Guías país por país, desde Febrero del 2012. De este modo, Talleres de Oración y Vida, con un dolor sereno continúa tras las pisadas del Resucitado, y redobla su entusiasmo por llegar hasta los confines de la tierra, y compartir las buenas noticias que trajo Jesús. Para ayudar a que todos aprendan y experimenten el trato personal de amistad con Dios a través de la oración, y mostrarles una ruta probada que les libera de tristezas y angustias. A pasar del encanto de relacionarse con Dios, a recuperar el encanto de la vida como decía nuestro querido Fundador.
Hace unos días atrás, el Papa Francisco en la Homilía el día de Todos los Santos destacaba que, ante la muerte de un ser querido o que conocimos bien, nos solemos preguntar: «¿qué será de su vida, de su trabajo, de su servicio a la Iglesia?» De inmediato, el Papa con convicción entregó la respuesta: «¡Están en las manos de Dios!… Todo lo de ellos está custodiado y no quedará corroído por la muerte. Están en las manos de Dios sus días entretejidos de gozos y sufrimientos, de esperanzas y de fatigas, de fidelidad al Evangelio…”
“Haced memoria de lo que Dios ha hecho y hace por cada uno, del camino recorrido, ya que ello abre el corazón de par en par para el futuro”. Como Asociación, hemos terminado un ciclo de hacer “memoria” de cómo Dios ha caminado estos 28 años en los pliegues de nuestra existencia, y nos ha transformado.
Por ello, hoy es un día de Acción de Gracias para este pequeño pueblo que ha vuelto a las fuentes, y ora desde su pequeñez con un mismo sentir: “Que nuestro amor a Cristo sea fresco y puro como la lluvia” como era el anhelo incesante de Padre Ignacio. Para bien de la Iglesia y de la Humanidad.