¡Eres la Presencia siempre oscura y siempre clara!
Solo la experiencia personal de Cristo resucitado nos puede acompañar en descubrir quién es Él, a través de la oración, “oración estando a solas con quién sabemos nos ama”. Con una conversación abierta, sencilla, honesta para dialogar con simplicidad de mi vida, mis pensamientos, mis dudas.
En un diálogo que nace espontáneamente cuando nos sentimos en presencia de quien nos ama incondicionalmente sin un por qué, sin un para qué. De esta manera lo vamos conociendo a Él y a nosotros mismos, porque Él es el interlocutor sabio, justo, bueno, es… ¡indescriptible con palabras! Solo tratándolo sabremos quién es Él.
Solo esos momentos de experiencia personal con Él nos pueden aportar la fuerza, la alegría y la decisión de aventurarnos en aportar granitos de arena para una sociedad más justa, fundada en principios evangélicos y humanitarios vigentes hoy y siempre. Esta experiencia nos confirma que Él está vivo entre nosotros, que nos acompaña, que nos cuida en momentos tan difíciles que se viven hoy: crisis matrimoniales, estrés, depresiones, actividad desenfrenada para poder alcanzar todo lo que nos ofrece el mercado.
Jesús mismo será quien nos inspire a recrear un mundo en todos nos sintamos por igual hijos amados, y predilectos, de Dios. Y transformarnos poco a poco y definitivamente en cristianos auténticos, alegres, innovadores, sencillos, capaces de vivir el amor fraterno y trascender nuestras limitaciones, sin alejarnos de los problemas sino por el contrario dando todo de nuestra parte para combatir aquellas situaciones.
Así, junto a Jesús, el amigo siempre fiel, alcanzaremos a experimentar la paz y alegría que solo Él nos regala. Él nos recrea permanentemente con infinito amor, y con la mirada puesta en El podemos decir con certeza: en Ti nuestra esperanza se cumple en plenitud y tu Reino avanza hacia el Amor.
¡Gloria a ti Señor!