El Papa Francisco ha partido esta mañana a la Casa del Padre, como un eco de consuelo por su partida repetimos sus propias palabras dichas ayer: “esta es la esperanza más grande de nuestra vida: podemos vivir esta existencia pobre, frágil y herida, aferrados a Cristo, porque Él ha vencido a la muerte”. ¡Es la certeza que celebramos en esta Pascua luminosa!”
Su voz hablaba a los corazones con sencillez y profundidad, a través de gestos concretos de amor, de escucha y de cercanía, nos deja un testimonio de entrega sin limite en su mision siguiendo los pasos de Cristo y poniendo siempre en el centro a los pobres y la fraternidad universal.
Unidos en oración desde la fe y la esperanza por el descanso de su alma.